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    Está en: › El diablo en palacio : novela histórica (Tomo Primero)
     
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      Título

      Libros El diablo en palacio : novela histórica

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      Grupos

      • Tipo MIME Tomo Primero
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      • Tipo MIME Tomo Primero
      • Tipo MIME Tomo Segundo

      Contenidos

      • El diablo en Palacio. Novela histórica original de D. Ramón Ortega y Frías. Tomo I

      • Primera Parte. El diablo en Palacio - I. Conversaciones a oscuras

      • II. Celos contra celos

      • III. Lo que puede suceder por salir por una puerta secreta

      • IV. Quien era el embozado que perdió su sombrero

      • V. Venganza

      • VII. Donde nos vemos obligados a dar algunas explicaciones

      • VIII. Donde conocerá el lector a cardenal Espinosa

      • IX. Los dos grandes poderes del Estado

      • X. Amor y virtud

      • XI. Cómo Ruy Gómez leyó, vaciló y al fin hizo lo que más le desagradaba

      • XII. El gran viaje

      • XIII. Donde se da a conocer un nuevo personaje

      • XIV. Quién era el diablo de palacio

      • XV. Dos llaves para una cerradura

      • XVI. Una cerradura con dos llaves

      • XVII. El barón de Montigny

      • XVIII. El rey se enfada y Ruy Gómez gana una partida de ajedrez sin mirar al tablero

      • XIX. El príncipe se convence de que ha perdido la partida

      • XX. Bullicio y confusión, y una desvergüenza del príncipe Carlos

      • XXI. El rey se desespera y el paje se divierte

      • XXII. El capitán Pero León

      • XXIII. Lágrimas de amor y diabluras de paje

      • XXIV. De cómo doña Ana hizo que el rey se decidiese a divertirse

      • XXV. Noticias de Flandes

      • XXVI. Nuevas diabluras

      • XXVII. De cómo Ruy Gómez de Silva tuvo que sufrir

      • XXVIII. Le toca a Ruy Gómez gozar y al rey sufrir

      • XXX. El paje se burla de todos

      • XXXI. Los consejos del cardenal Espinosa

      • XXXII. Al rey no le queda duda de que el diablo le ha declarado la guerra

      • XXXIII. En el templo

      • XXXIV. Una diablura peligrosa

      • XXXV. El paje se prepara y da buenos consejos al príncipe

      • XXXVI. El tesoro del paje

      • XXXVII. Cómo se encontraba Montigny

      • XXXVIII. De cómo los amigos de barón encontraron lo que buscaban

      • XXXIX. Dos brazaletes

      • XL. Siguen trabajando los amigos del barón

      • XLI. Lo que contenían los brazaletes

      • XLII. Donde se demuestra que llas mujeres son siempre la perdición de los hombres

      • XLIII. Cuántos males puede causar una mujer

      • XLIV. La fuga

      • XLV. Proyecto atrevido

      • XLVI. Del buen uso que el paje sabía hacer de su tesoro

      • XLVII. Del resultado que dio la intriga del paje

      • XLVIII. Locuras del príncipe

      • XLIX. De cómo la mona saca la castaña del fuego con la mano del gato

      • L. Sigue el trabajo de zapa

      • LI. Cómo se entendieron muy bien Dª Ana y el hidalgo

      • LII. El rey continúa desesperándose

      • LIII. Una carta interesante

      • LIV. La carta sigue representando el principal papel

      • LV. De cómo Ruy Gómez sintió poco segura su cabeza sobre los hombros

      • LVI. Cómo doña Ana probó que su ingenio era tan fecundo como el del paje

      • LVII. Cómo representó la farsa Ruy Gómez

      • LVIII. Lo que significaban los cumplimientos para don Carlos

      • LIX. El príncipe recibe una buena noticia, otra mejor la de Éboli, y mejor que todos Antonio

      • LX. ¡Pobre Blanca!

      • LXI. De cómo se miraron con desconfianza los que debían ser los mejores amigos

      • LXII. El comendador continúa siendo torpe

      • LXIII. De cómo la princesa de Éboli era habilísima en la intriga

      • LXIV. De cómo hay quien es capaz de falsificar la firma del diablo

      • LXV. La sorpresa

      • LXVI. El rey da órdenes y Ruy Gómez obedece

      • LXVII. El paje no descansa

      • LXVIII. El paje que no comprende lo que ve

      • LXIX. De cómo Luis entregó el relicario a su señora

      • LXX. Cómo se encontraba el príncipe

      • LXXI. Pensamientos de la reina

      • LXXII. El paje observa

      • LXXIII. De cómo el príncipe era prudente cuando no debía serlo

      • LXXIV. Doña Ana goza mientras sus víctimas sufren

      • LXXV. De cómo el paje se despidió de Blanca y se encontró en un nuevo apuro

      • LXXVI. La prisión

      • LXXVII. De cómo el paje dio una prueba más de la nobleza de su alma

      • LXXVIII. Otro espía

      • LXXIX. El Consejo de Estado

      • LXXX. De cómo el paje se vio muy apurado para salir de su escondite

      • LXXXI. Nuevo proyecto del paje

      • LXXXII. Donde veremos que valía mucho el que espiaba al paje

      • LXXXIII. De cómo el paje conocía lo mismo el exterior que el interior del alcázar

      • LXXXIV. Como Maldonado puso en práctica el consejo de Antón

      • LXXXV. De cómo Felipe II y sus cortesanos estaban a punto de volverse locos

      • LXXXVI. Espinosa decide apelar a medios extraordinarios

      • LXXXVII. El agente de Fray Bernardo

      • LXXXVIII. Luis paga engaño con engaño

      • LXXXIX. Donde hemos de ver que Benito no se apuraba fácilmente

      • XC. La desgracia mayor

      • XCI. Cómo probó el espía que había prestado un gran servicio

      • XCII. Cómo recibió el rey la noticia

      • XCIII. Ruy Gómez se sorprende y aturde, y doña Ana se desespera y se burla de su marido

      • XCIV. De la conversación que tuvieron el paje, el dominico y el espía

      • XCV. De cómo el paje seguía engañando con la verdad

      • XCVI. Cómo hizo justicia el monarca

      • XCVII. El paje se divierte y el dominico vaticina

      • XCVIII. De cómo el rey con la ayuda del paje representó una farsa

      • XCIX. Se convence Espinosa de que era aciago aquel día

      • C. De cómo el paje volvió a su espiado

      • CI. Cintarazos

      • CII. Donde conoceremos al apaleado

      • CIII. Averiguaciones

      • CIV. Espinosa y el fraile modifican su plan

      • CV. La misericordia del cardenal y de Ruy Gómez

      • CVI. Escenas a medias

      • CVII. Quién era el moribundo

      • CXVIII. Lo que determinaron el cardenal y los inquisidores

      • CIX. De cómo el paje probó claramente que la víctima era él

      • CX. La fidelidad de Ruy Gómez de Silva

      • CXI. Se prepara otra intriga

      • CXII. Una proposición extraña

      • CXIII. De cómo la reina se encomendaba al diablo

      • CXIV. Más diabluras

      • CXV. Lo que hacía el fraile y lo que sucedió en la vivienda de Mateo

      • CXVI. Diego se convence de que no tiene motivo para enfadarse

      • CXVII. Gratitud y honra

      • CXVIII. De cómo el diablo seguía con sus diabluras

      • CXIX. De cómo el paje cobraba en besos lo que daba en diabluras

      • CXX. De cómo puede mucho la campana de un reloj cuando suena a tiempo

      • CXXI. Intentos de fuga

      • CXXII. El último consejo y la última proposición de fray Bernardo

      • CXXIII. La consulta

      • CXXIV. Lo que encontró el paje en su tesoro

      • CXXV. De cómo el paje y el capitán comenzaron su obra

      • CXXVI. De cómo Ruy Gómez se mostró un héroe resistiendo a su esposa

      • CXXVII. La despedida

      • CXXVIII. La confesión

      • CXXIX. Cómo se encontraban los amigos y enemigos del príncipe

      • CXXX. De cómo Ruy Gómez, aunque tarde, empezó a sentir el arrepentimiento

      • CXXXI. El rey tiene que escuchar como hombre lo que el hombre le dice como sacerdote

      • CXXXII. Ultimos esfuerzos del paje

      • CXXXIII. Donde se da cuenta de lo que sucedió en el cuarto del príncipe

      • CXXXIV. Para lo que puede servir un armario

      • CXXXV. Cómo desaparecieron los fugitivos del armario, y lo demás que sucedió

      • CXXXVI. De cómo algunos cortesanos se habían convertido en albañiles

      • CXXXVII. Lo que hicieron el paje, Blanca y el capitán

      • CXXXVIII. La mano de Dios

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